El tratamiento comienza con una doble limpieza profunda, eliminando las impurezas y preparando la piel para el rejuvenecimiento.

Se aplica un aceite de ácido salicílico de alta concentración y se masajea sobre la piel. Inicia el proceso de renovación y limpia los poros del sebo.

Se aplica y masajea sobre la piel un peeling ácido de alta concentración combinado con ácido azelaico. Gracias a la preparación minuciosa de la piel, los ácidos pueden penetrar más profundamente. No solo proporcionan una segunda renovación, sino que también tienen un potente efecto iluminador o antibrotes.

Se aplica un sérum iluminador de potencia profesional, seguido de una mascarilla o LED (preferiblemente). La piel no solo luce más luminosa al instante, sino que también se reduce la hiperpigmentación tras el tratamiento.